El penúltimo Mclaren
La Indy 500 siempre ha sido uno de los acontecimientos del año, pero este año un poco más, por la participación de Fernando Alonso. La legendaria competición es desconocida para muchos (me incluyo) de este lado del charco -y no me refiero a un desconocimiento de su nombre- sino a un conocimiento profundo de ella. Quien más quien menos, hasta los más profanos en el mundo del motor, ha oído hablar de ella. Hollywood se ha hecho eco más de una vez.
En esta entrada el protagonista será el precioso Mclaren M24B Indianápolis de 1979 que subastará RM Auctions entre el 18 y 19 de Agosto en Monterey, pero también conoceremos algunos curiosos datos de las 500 millas de Indianápolis (por si este año no has leído suficiente sobre ello)
Las 500 millas de Indianápolis se celebran en el complejo de Indianapolis Motor Speedway construido en el año 1909. Se trata de un oval enorme, en el que cabe dentro del perímetro monumentos turísticos como la ciudad del Vaticano entera, el Coliseo romano, la Casa Blanca o el templo madridista -el Santiago Bernabéu- entre otras muchas cosas.
Entre otras muchas curiosidades, su recinto es capaz de albergar casi 260.000 personas, que consumirán una cifra estimada de 53.000 litros de cerveza, más de 10 mil kilos de papas fritas o nueve mil de carne.
Aunque los asistentes a la Indy 500 en lo último que pensarán en tomar es leche, sí que será la mejor de las señales para los participantes, puesto que significará la victoria en la mítica prueba. Este curioso gesto se debe gracias al tres veces ganador de las 500 millas de Indianápolis -Louis Meyer- tras conseguir su primera victoria siguió los consejos de su sabia madre, quien le decía que la mejor forma de hidratarse era bebiendo un trago. Sin embargo el gesto desapareció entre 1947 y 1955. Afortunadamente, la tradición volvió en el año cincuenta y seis. Desde entonces nunca ha faltado.
Leche no es lo único que recibe el ganador, entre otras cosas, recibe un enorme trofeo elaborado en plata, donde aparte de su tamaño, su mayor peculiaridad es que tiene grabados las caras de todos los ganadores desde la primera edición. Junto con él, una suma de dinero que se estima en 2,3 millones.
Dentro de todos nimios datos, se esconde toda una cultura automovilista gigantesca, propia de una competición con más de cien años de historia. Una cultura inexplorada para muchos de nosotros. Multitud de monoplazas que no conocemos, como este precioso Mclaren M24B Indianápolis.
Desde luego la edición de este año fue la peor de las publicidades para Mclaren-Honda, sin embargo el interés este año estaba en que era la primera participación de la escudería de Bruce Mclaren después de 38 años de ausencia. Por tanto, este ejemplar de las imágenes, es el penúltimo Mclaren que corrió en la Indy.
Treinta y ocho años atrás, quizás se corría una Indy 500 más auténtica ya que las marcas podían utilizar sus propios motores, y sobretodo, sus propios chasis. Actualmente solo hay dos motoristas, Honda y Chevrolet y un solo proveedor de chasis -Dallara-.
Este Mclaren M24B Indianápolis corría con un motor V8 Ford-Cosworth derivado del que la misma escudería utilizaba en el campeonato de fórmula uno. Pilotado por el tres veces ganador de la Indy 500 -Johnny Rutherford- no tuvo mucha suerte con este coche en la edición de 1979, finalizando décimo octavo. Por suerte para Rutherford ya había conquistado dos previamente con este mismo equipo.
A pesar que los dos últimos intentos de Mclaren en la Indy 500 no han sido muy halagüeños, al menos podremos disfrutar de ver un monoplaza de la competición norteamericana en nuestro país, en el museo que tiene Fernando Alonso en su tierra natal, Asturias.
Sin embargo la belleza de este modelo del 79 es muy difícil de superar por el modelo de 2017.
Fuentes: Debates.coches.net
www.carscoops.com
Sígueme en Twitter: @Garaje_22
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En esta entrada el protagonista será el precioso Mclaren M24B Indianápolis de 1979 que subastará RM Auctions entre el 18 y 19 de Agosto en Monterey, pero también conoceremos algunos curiosos datos de las 500 millas de Indianápolis (por si este año no has leído suficiente sobre ello)
Las 500 millas de Indianápolis se celebran en el complejo de Indianapolis Motor Speedway construido en el año 1909. Se trata de un oval enorme, en el que cabe dentro del perímetro monumentos turísticos como la ciudad del Vaticano entera, el Coliseo romano, la Casa Blanca o el templo madridista -el Santiago Bernabéu- entre otras muchas cosas.
Entre otras muchas curiosidades, su recinto es capaz de albergar casi 260.000 personas, que consumirán una cifra estimada de 53.000 litros de cerveza, más de 10 mil kilos de papas fritas o nueve mil de carne.
Aunque los asistentes a la Indy 500 en lo último que pensarán en tomar es leche, sí que será la mejor de las señales para los participantes, puesto que significará la victoria en la mítica prueba. Este curioso gesto se debe gracias al tres veces ganador de las 500 millas de Indianápolis -Louis Meyer- tras conseguir su primera victoria siguió los consejos de su sabia madre, quien le decía que la mejor forma de hidratarse era bebiendo un trago. Sin embargo el gesto desapareció entre 1947 y 1955. Afortunadamente, la tradición volvió en el año cincuenta y seis. Desde entonces nunca ha faltado.
Leche no es lo único que recibe el ganador, entre otras cosas, recibe un enorme trofeo elaborado en plata, donde aparte de su tamaño, su mayor peculiaridad es que tiene grabados las caras de todos los ganadores desde la primera edición. Junto con él, una suma de dinero que se estima en 2,3 millones.
Dentro de todos nimios datos, se esconde toda una cultura automovilista gigantesca, propia de una competición con más de cien años de historia. Una cultura inexplorada para muchos de nosotros. Multitud de monoplazas que no conocemos, como este precioso Mclaren M24B Indianápolis.
Desde luego la edición de este año fue la peor de las publicidades para Mclaren-Honda, sin embargo el interés este año estaba en que era la primera participación de la escudería de Bruce Mclaren después de 38 años de ausencia. Por tanto, este ejemplar de las imágenes, es el penúltimo Mclaren que corrió en la Indy.
Treinta y ocho años atrás, quizás se corría una Indy 500 más auténtica ya que las marcas podían utilizar sus propios motores, y sobretodo, sus propios chasis. Actualmente solo hay dos motoristas, Honda y Chevrolet y un solo proveedor de chasis -Dallara-.
Este Mclaren M24B Indianápolis corría con un motor V8 Ford-Cosworth derivado del que la misma escudería utilizaba en el campeonato de fórmula uno. Pilotado por el tres veces ganador de la Indy 500 -Johnny Rutherford- no tuvo mucha suerte con este coche en la edición de 1979, finalizando décimo octavo. Por suerte para Rutherford ya había conquistado dos previamente con este mismo equipo.
Sin embargo la belleza de este modelo del 79 es muy difícil de superar por el modelo de 2017.
Fuentes: Debates.coches.net
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Las 500 son la competición mas veterana del motor en los EEUU que sigue en activo, y una autentica religión por allí, pero una autentica desconocida al menos en nuestro país, yo mismo pensaba que el ritual de la leche tenia algo que ver con la Ley Seca.
ResponderEliminarMuy autentico este McLaren Indy, me gusta la decoración, las alas y el motor a la vista, quien pudiera entrar en esa subasta aunque solo fuera a mirar, las maravillas que habrá ahí.
Saludos.
Las 500 millas es todo un acontecimiento y el monoplaza toda una preciosidad.
EliminarSaludos!
Hermoso McLaren; fijate que es igual al M23 de Fórmula 1 que corrió entre 1973 y 1978; solo cambia la trompa, más angosta en el de Indy.
ResponderEliminarAcá foto del M23 de F1 campeón en 1976 con James Hunt:
http://www.formula43decals.com/fotos/REAL/1976-mclaren-ford-m23-james-hunt-marlboro-2.jpg
Y acá uno con la misma trompa que el de Indy, el de Emerson Fittipaldi campeón F1 en 1974:
http://www.grandprixhistory.org/images/m23d.jpg
En esos años setenta, muchos McLaren M23 (en realidad, su variante Indy M24) corrieron en Estados Unidos.
Hermosa entrada, gracias por recordarme esos años.
Abrazo!
Qué grandes aportes Juanh! No tenía ni idea que la diferencia entre el monoplaza de F1 y de Indy era tan poca, aunque las ruedas traseras parecen más grandes en los de F1, supongo que será por una cuestión de aerodinámica que en la Indy se necesita mucha más velocidad punta.
EliminarSaludos!
¡Increíble! Sigue siendo muy curioso la visión tan antagónica que tenemos en Europa y EE.UU en lo que a concepto de espectáculo en vivo se refiere. Particularmente pienso que ver una carrera en circuito no vale la pena si los paddock no se abren al público y poder ver así qué se esconde entre bambalinas, y por el contrario, creo que ver una carrera en un óvalo debe ser algo espectacular que hay que vivir una vez en la vida como mínimo.
ResponderEliminarUn saludo ;)
Se crean muchas barreras entre el espectador y el espectaculo en Europa. Desde precios prohibitivos cuando te quieres acercar físicamente hasta cuando lo quieres ver a distancia por la tele.
EliminarSaludos!